Los avances tecnológicos de los últimos tiempos, se han difundido por todos los rincones del planeta por efectos de la globalización. Aunque podría decirse, sin
temor a equivocarnos que la globalización, ha surgido como uno de los efectos más significativos de los avances tecnológicos, con lo que cualquier ser humano podría, virtualmente, tener acceso a los resultados de esas conquistas sin importar su ubicación geográfica.
Sin embargo, estos avances, vienen acompañados de sus “efectos secundarios”, que han sido soslayados y minimizados. Es el caso de los dispositivos electrónicos cuya magia ha tenido la virtud de conducirnos por mundos insospechados que, ayer nomas, pudieron haber sido considerados como de fábulas.
Hoy en día, los dispositivos electrónicos de uso común, como los mp3, cámaras de fotos, las laptop, los celulares, controles remotos y otros artículos dependen de las pilas para funcionar. Estos dispositivos pequeños, aparentemente inofensivos y capaces de transformar la energía química en energía eléctrica, al momento de ser desechadas tienen un efecto contaminante muy significativo, debido a que para su fabricación se emplea metales pesados que son altamente nocivos para la salud, sin que se haya dado la atención al problema acorde con su gravedad.
¿Cuál es el problema?
Las pilas son arrojadas con el resto de la basura domiciliaria, siendo vertidas en basureros, ya sean a cielo abierto o a rellenos sanitarios y en otros casos a terrenos baldíos, acequias, caminos vecinales, causes de agua, etc. Para imaginar la magnitud de la contaminación de estas pilas, basta con saber que son las causantes del 93% del Mercurio en la basura domestica, así como del 47% del Zinc, del 48% del Cadmio, del 22% del Níquel, etc.
Estas pilas sufren la corrosión de su carcasa afectadas internamente por sus componentes y externamente por la acción climática y por el proceso de fermentación de la basura, especialmente la materia orgánica, que al elevar su temperatura hasta los 70º C, actúa como un reactor de la contaminación. Cuando se produce el derrame de los electrolitos internos de las pilas, arrastra los metales pesados. Estos metales fluyen por el suelo contaminando toda forma de vida (asimilación vegetal y animal). El mecanismo de movilidad a través del suelo, se ve favorecido al estar los metales en su forma oxidada, estos los h
ace mucho más rápido en terrenos salinos o con PH muy ácido. (fuente: www.monografías. Com)
De acuerdo con las referencias bibliográficas encontradas, se sabe que una pila de mercurio puede contaminar 600 mil litros de agua, una pila alcalina contamina 167 mil litros de agua, mientras una de óxido de plata, 14 mil litros. En todo caso, resulta escalofriante saber que millones de litros de agua pueden ser contaminados con muy pocas pilas, e imaginarnos el daño que se está haciendo al ser humano, al no tomar acciones correctivas urgentes para detener el avance de una plaga de incalculables consecuencias.
Estos son algunos datos generales sobre los compuestos de las pilas que nos dan los especialistas:
El mercurio es un posible cancerígeno y es bioacumulable. Una alta exposición puede dañar el cerebro, los riñones y al feto, y muy probablemente provocar retraso mental, afectación en el andar o el habla, falta de coordinación, ceguera y convulsiones. El mercurio que se emite en los basureros contamina el agua y la tierra, con lo que puede llegar a la comida pues se acumula en los tejidos de los peces.
El plomo puede dañar el sistema nervioso, los riñones y el sistema reproductivo. Como no se degrada, cuando se libera al aire puede ser transportado largas distancias antes de sedimentar. Se adhiere a partículas en el suelo y puede pasar a aguas subterráneas.
El litio es un neurotóxico y es tóxico para el riñón. La intoxicación por litio produce fallas respiratorias, depresión del miocardio, edema pulmonar y estupor profundo. Daña al sistema nervioso, hasta provocar estado de coma e incluso la muerte. El litio puede lixiviarse fácilmente y llegar a los mantos acuíferos.
El cadmio es una sustancia cancerígena que si se respira en altas concentraciones produce graves lesiones en los pulmones; ingerirlo provoca daños a los riñones. En dosis altas puede producir la muerte. Ingerir alimentos o tomar agua con cadmio irrita el estómago e induce vómitos y diarrea. El cadmio entra al aire y al agua desde vertederos o por derrames de desechos domésticos, y pueden viajar largas distancias.
El níquel tiene efectos sobre la piel. Respirar altas cantidades produce bronquitis crónica, y cáncer del pulmón y de los senos nasales. Se libera a la atmósfera por la incineración de basura. En el aire, se adhiere a partículas de polvo que se depositan en el suelo.
No se dispone de información del nivel de contaminación actual en La Troncal, porque no hay referencias de investigación que se haya hecho aquí sobre este tema, sin embargo, sabemos que el crecimiento poblacional acelerado mantiene su tendencia. Por otra parte, la penetración de la tecnología electrónica es masiva; el incremento de uso de dispositivos portables, como hemos dicho, requieren de las pilas para funcionar, y presenta un panorama muy preocupante que solicita la adopción de medidas oportunas.
Es bueno destacar que el tamaño actual de la población de La Troncal –sobre los 50.000 habitantes-, sugiere que estamos ante una dimensión manejable en lo técnico y en lo económico del problema de desechos sólidos en general, incluyendo, por supuesto, el problema de las pilas; por ello, nos parece que, si somos oportunos, podremos incidir con mayores posibilidades de éxito en el entorno para generar una nueva forma de comportamiento general orientado al cuidado y saneamiento ambiental, con el orden y la limpieza como factores de crecimiento y desarrollo armónico y humano.
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Por: Mario E Crespo Vásquez.