martes, 5 de julio de 2011


MÉTODO PARA REALIZAR UNA PLANIFICACIÓN DE ESTUDIOS PARA ALUMNOS DE PRIMER AÑO UNIVERSITARIO.

Fecha: julio de 2011. Por: Arq. Mario E Crespo Vásquez. CATEDRÁTICO DE LA UCACUELT.

Al egresar del colegio y entrar a la universidad, el estudiante se encuentra con un panorama distinto al que estaba acostumbrado; ahora se puede manejar con mayores libertades, depende casi totalmente de su criterio y buen juicio para sacar adelante unos estudios que le permitirán detentar un título profesional que luego le posibilitará prestar un servicio a la sociedad con solvencia, lograr mejores ingresos, y un mejor nivel de vida; ahora el estudiante se enfrenta a nuevos problemas y retos, y cada asignatura del pensum académico es una tarea que debe labrar día a día en el proceso de formación académico, para lo cual necesita contar con una dosis de tiempo imprescindible, sin la cual será imposible lograr su cometido.

Por otra parte, y por alguna razón que, a decir verdad, no he logro entender, las universidades funcionan de distinta manera en cuanto al régimen de clases: algunas universidades se manejan con años lectivos, igualito que los colegios; cuando otras tienen el régimen de ciclos o semestres como la Universidad Estatal de Cuenca y la ESPOL de Guayaquil, por ejemplo. De hecho el sistema de años lectivos está quedando en desuso en las universidades, precisamente porque entra en franco conflicto con el estudiante que trabaja y afecta directamente a la excelencia académica, y hay, cada vez más, un clamor generalizado por el cambio al sistema de ciclos, o semestres con las facilidades para el estudiante de tomar solo las materias que pueda afrontar de acuerdo a la planificación de su tiempo y en función de su trabajo, de modo que no entre en conflicto con el estudio sino que se armonice y se complemente.

Desde luego la cuestión es tan simple como esta: en nuestro caso actual el estudiante permanece atado durante todo un año al mismo esquema, recibiendo seis clases diarias de 45 minutos nominales cada una, o sea un total de 4:30 horas cada día, en un horario de clases de 5:20H a 21:50h y durante los cinco días de la semana, para aprobar ocho o nueve materias solamente al final del año. Mientras que con un cambio a semestres, por ejemplo, el estudiante aprobaría la mitad de las materias a la vez al cabo de un semestre, en el mismo horario de clases. Tomando las otras cuatro materias en el siguiente semestre. Con lo que habrá reducido el abanico de problemas a la mitad, con el doble de tiempo de atención para cada una. Esto sería todavía más eficiente si el estudiante fuera libre de tomar las materias que desee de acuerdo a su presupuesto de tiempo, y sus propias circunstancias. En cuyo caso las responsabilidades estarían muy bien definidas:

-Para la universidad el exigir el máximo de excelencia académica, y

-Para el estudiante el aplicar el tiempo necesario para dar la adecuada respuesta a ese nivel de exigencia, por el bien del país.

Hechas estas consideraciones, con la finalidad de plantear un análisis de un problema de fondo, considero oportuno dar ahora a los estudiantes, especialmente de primer año, una propuesta para realizar su programación de estudio diario; veamos:

Existen tres escenarios de disponibilidad de tiempo para el estudiante en general:

a. El estudiante depende enteramente de su familia y todavía no trabaja, por tanto dispone de la holgura suficiente de tiempo para manejarse en su programación.

b. El estudiante trabaja libremente sin relación de dependencia o a medio tiempo, y tiene cierta elasticidad en el manejo de su tiempo para administrarlo de acuerdo a su conveniencia; y

c. El estudiante trabaja en relación de dependencia, a tiempo completo, y por lo tanto tiene comprometidas ya, ocho horas de su tiempo que sumadas a las cuatro horas y treinta minutos de asistencia a clases, suman doce horas y treinta minutos que, prácticamente ya no le pertenecen. Esto le deja únicamente once horas treinta minutos para administrar en su programación. Este es el escenario más crítico de todos.


Por su parte, los expertos señalan que se debe dedicar, como mínimo, dos horas diarias para el estudio, teniendo siempre en cuenta que en la semana deberá sacarse un tiempo aun mayor, para tener una relativa garantía de éxito. Así pues, tomando como ejemplo el escenario más crítico, propongo al estudiante, un método para realizar su programación de estudio.

Método para realizar un presupuesto de tiempo para el estudiante:

En una columna de una hoja de Excel, Hacemos un listado de las materias que contemplan el pensum académico del periodo de estudios, ejemplo: ocho materias en el primer año de administración de la Universidad Católica de Cuenca sede San Pablo de La Troncal. Por efectos prácticos, las hemos designado con las letras A,B,C,D,E,F,G,H; asignándole a cada una, un color arbitrario para facilitar su identificación visual y Colocando a lado de cada materia el número de “horas – clase” semanal. El cuadro queda como en la fig 1.

A continuación copiamos el horario de clases semanal, conforme ha sido dado por la universidad para el periodo lectivo, destacando cada materia con el color característico que hemos adoptado en el gráfico anterior, e intercalando una columna libre delante de cada día. (fig 2).

En las primeras celdas de las columnas libres que dejaste, pones -ES- que significa –ESTUDIO-. A continuación vas asignando en su respectiva celda, el tempo que piensas dedicar a cada materia. En nuestro ejemplo, tomando el mínimo de dos horas diarias, asignamos 20 minutos para cada materia. Y el cuadro queda así (fig 3):


Este cuadro te dice a ti que materias debes estudiar cada día y cuanto tiempo mínimo tienes para esta tarea.

Queda por definir en qué momentos del día vas a tomar esos tiempos para cumplir con un deber que va mas allá de tus propias obligaciones, sino que, aunque no lo creas o no lo visualices muy claro todavía, este es un deber para contigo, con tu familia, tu sociedad, y sobre todo con tu país.


Desde luego aunque parezca perogrullada, ni tú ni yo, tenemos ni uno más ni uno menos de 1440 minutos cada día y, si bien somos libres de hacer con ellos lo que nos plazca, no se nos exime de dar cuentas de cómo los hemos administrado. Lo que aquí se trata es de dar una sugerencia para distribuirlos en función de objetivos perfectamente claros y concretos en las circunstancias del estudiante para ayudarles a planificar sus estudios.


Si tú quieres jugar un poco, vamos a dividir las veinticuatro horas del día en periodos de veinte minutos cada uno, valiéndonos de la hoja de cálculo Excel. (Un poco de aritmética: 24X 60= 1440 minutos; estos dividido por 20, te da 72 periodos de 20 minutos cada uno).


En una celda de Excel digitas (06:00), y señalas las 72 celdas de su respectiva columna hacia abajo, haces clic. En la opción “rellenar”/ opción “series…”. Y en la opción incremento del cuadro de dialogo que aparece, digitas 0:20 y pones “aceptar”, (fig 4) y ya tendrás automáticamente, las horas del día cada 20 minutos. Procedes de la misma manera con la columna inmediata de la derecha pero iniciando con 06:20;


Ahora en la columna de la derecha, vas colocando las actividades del día en sus respectivas horas. En primer lugar las actividades que no puedes soslayar:


-Tu horario de trabajo: desde las 08:00 hasta las 12:00 y desde las 13:00 hasta las 17:00;

-Tu horario de clases: desde las 17:20 hasta las 21:50. (No te preocupes si no te coinciden exactamente, los minutos, has d poner en el periodo que mas se aproxime, que luego harás los reajustes necesarios).


-El resto del tiempo te toca administrarlo de manera realista y responsable, dando total prioridad a esos seis periodos (en nuestro caso del ejemplo, 20 minutos mínimos) para el estudio diario de las seis materias del día.


Tal como está la malla encontramos que existe por lo menos tres periodos de veinte minutos en la mañana antes del desayuno, y otros tres en la noche antes de acostarte, para dedicarlos al estudio de las materias del día; así pues, tomando en cuenta que las materias de la noche deben ser las que correspondan a las clases del día siguiente, y las tres materias

que revises en la mañana deben ser las que correspondan a las clases que verás ese mismo día. Copias las celdas correspondientes a esas materias del cuadro de la figura 3 y las pegas en las celdas que tienes marcadas como ESTUDIO en la figura 5: tres en la mañana y tres en la noche. Así mismo copias todas las celdas del horario de clases del primer día –LUNES – de la misma figura 3, y las pegas en las celdas correspondientes a CLASES de la malla de la figura 5. Una vez que has hecho los afinamientos de las horas y has eliminado las filas innecesarias, el resultado queda como se ve en la figura 6.


Te presento en la figura 7, el cuadro tal como queda, para la programación de los cinco días de la semana, exceptuando el sábado y el domingo, que te lo dejo como tarea para que tú hagas la distribución del tiempo en esos días de manera sabia y responsable, combinando el descanso, el entretenimiento, la familia, y el aspecto espiritual, con el estudio.


Recuerda, que esto es una guía. Existirá en el transcurso del tiempo, el cansancio, las dificultades, el desaliento, pero si tú tienes el cuadro puesto en la pared frente a tu mesa de estudio, éste estará recordándote, silenciosamente, tus tareas, tu compromiso y la ruta de la metodología y la planificación que desde ya, debe pasar a ser una constante en tu estilo profesional.

*_**_***_***_***_**_*


LAS DEVOCIONES, EL GÉNESIS, Y LOS CHEQUES.


LAS DEVOCIONES.

Las comunidades cristianas, a través del año, siempre está celebrando sus distintas festividades religiosas. Estas expresiones de identidad religiosa –devociones- nos convocan a una participación integradora de la comunidad.

Nuestros pueblos surgen herederos de culturas ricas en religiosidad: la greco-romana, la judío-cristiana, a las que se suma la indígena; y cuya combinación nos forma y nos informa.

Me atrevería a decir que el alma de la cultura de un pueblo se sustenta en su religión. Palabra cuyo significado etimológico: del latín religare, religio = religar, volver a unir, anudar; nos conduce a entender mejor su significado espiritual: como el anhelo mas intimo del hombre por ligarse con su creador. Anhelo de establecer contacto, vínculo, comunicación, con El Origen de dónde venimos.

Las devociones vienen a ser, entonces, esas manifestaciones del espíritu religioso, individual y colectivo que nos caracteriza.

Así, la Iglesia católica, en su objetivo pastoral, estructura el calendario litúrgico en el que establece las secuencias y celebraciones para todo el año. En este contexto, cada comunidad católica expresa sus adhesiones y preferencias en variadas formas, convocando a una participación amplia que siempre tienen como eje central la sagrada eucaristía.

Sin embargo, como la cultura popular se mezcla con la religiosidad de los pueblos, muchas veces se ha distorsionado el verdadero sentido espiritual de la celebración. Lo que nos conduce a reflexionar, sobre las devociones y sus verdaderas dimensiones; devociones que son bien venidas, pero que pierden su razón de ser, si no están respaldadas por la vivencia de auténticos cristianos.

La sagrada Biblia es el referente y manual de vida para millones de creyentes, pues en ella encontramos la palabra de Dios entregada a los seres humanos para guiarnos y aclararnos las ideas.

Pero ¿qué nos dice respecto a este tema?.

Veamos: En el libro del Génesis encontramos algo interesante.


EL GÉNESIS.

El libro del Génesis nos habla de algunas “andanzas” de Caín y Abel, hijos de Adán y Eva, quienes, después de haber sido expulsados del paraíso, “mal que bien”, empezaron a vivir ganándose el pan con el sudor de su frente; Y como era lógico, tuvieron hijos e hijas, de los cuales el autor sagrado ha querido referirnos la fábula de esos dos muchachos.

EL MENSAJE

Sucede que ellos, Caín y Abel, habiendo recibido las enseñanzas de sus padres (¿de quién si no?), hacían ofrendas a Dios. El autor sagrado nos hace notar, muy claramente, que ambos ofrecían sacrificios. Sin embargo, Yavé, Este Dios del que nos habla la Biblia, el Creador de todas las cosas, El Mismo que nosotros adoramos; recibía con beneplácito las ofrendas de Abel, no así las de Caín. (Gén4,3-5). Es interesante destacar este detalle y ver cuál es el mensaje.

Decía un distinguido sacerdote; “cincuenta mil veces lees la biblia y cincuenta mil cosas nuevas encuentras”. Es que el mensaje bíblico, tiene una trascendencia, y actualidad permanente; tal parece como si el mensaje fue “pensado” por nuestro Padre Dios, desde el principio del mundo para cada uno de nosotros.

En esta ocasión, esto es lo que yo percibí de la lectura de este pasaje del Génesis, y que quiero compartir con ustedes.

¿Cuál es el mensaje?; Veamos:

Caín y Abel habían sido criados, aprendiendo a rendir culto a Dios, y ambos eran devotos. Yo me atrevería a decir que si ellos vivieran en nuestros tiempos; ambos irían a misa. Puesto que la misa es en esencia, La Ofrenda sobre el Altar, de un Sacrificio Propiciatorio: El de Cristo Jesús; y la Biblia dice que, tanto Caín como Abel, ofrecían sacrificios a Dios.

Sin embargo; y aquí está la diferencia que especifica el autor sagrado: A Yavé le agradó Abel y su ofrenda, mientras que le desagradó Caín y su ofrenda. (Gen4,5…).

Y bueno; ¿porqué este “favoritismo” de Dios con Abel? La razón estaba en que Abel era un hombre justo, mientras que Caín hacia el mal a los ojos de Dios.

Aquí está la clave: Los dos eran devotos, los dos ofrecían sacrificios, los dos hacían ofrendas a Dios; pero las ofrendas de Abel eran recibidas con agrado por Dios, porque era justo, (Heb11,4). Mientras que Caín había extraviado el camino, no daba pie con bola y hacia el mal a los ojos de Dios. A pesar de que Yavé mismo, “con Su Habitual Actitud Paternal, le recomendaba que rectificara su proceder (Gén4,6-7).

Este mensaje tiene una actualidad pasmosa; es más, a lo largo de los siglos y a través de las sagradas escrituras, Dios viene siendo reiterativo en este aspecto. He aquí algunas muestras:

“este pueblo me honra con la boca pero su corazón está lejos de mi”; (Is29, 13)

no basta con decirme: ¡Señor!, ¡Señor! Para entrar en el reino de los cielos, más bien entrará aquel que hace la voluntad de mi Padre”; (Mt7, 21)

Me gusta la misericordia más que las ofrendas: (Os6, 6); (Mt9, 13…)

“¿quién es mi madre y quienes son mis hermanos?, el que hace la Voluntad de mi Padre, ese es mi madre, mi hermano, mi hermana”.(Mt12,48-50)

Allí está el detalle:

las devociones son bien venidas, son buenas, son deseadas, son parte de las manifestaciones religiosas de una comunidad. Y en nuestra comunidad hay muchas devociones: Las devociones marianas, la del Divino Niño, la de Jesús del Gran Poder, etc. y creo que cada católico tenemos la nuestra. Además, considero que las devociones son un instrumento motivador de convivencia espiritual comunitaria; Sin embargo, el problema radica en que, lastimosamente, la gran mayoría de los cristianos nos hemos quedado allí, en las devociones, sin trascender a nuestra vida diaria. Nos hemos quedado diciendo “Señor, Señor”, y nada más. Porque esto es más cómodo que ser justos, que ser generosos, que dejar de lado la envidia, la pereza, la prepotencia, la lujuria, etc. Y Cristo se encarga de recordarnos que esto no es lo que quiere nuestro Padre Dios, e incluso, me atrevería a decir que Jesús evocaba el pasaje de Caín y Abel cuando dijo: “cuando vayas a presentar tu ofrenda ante el altar y te acuerdas que tu hermano tiene una querella contra ti, deja tu ofrenda al pie del altar, y ve a reconciliarte con tu hermano, y después ven y presenta tu ofrenda. (Mt5, 23-25).

Así Cristo nos dice que las ofrendas –léase devociones- no tienen validez si no viene respaldada por una vivencia autentica de justicia, de amor, de generosidad; de una vida forjada, cada día, en armonía con la voluntad de Dios nuestro Padre y Creador.

LOS CHEQUES.

Se me ocurre que las devociones son como los cheques. Si tu giras un cheque, debe haber fondos en tu cuenta que respalde ese cheque; entonces se sabrá que eres una persona honorable en quién se puede confiar, y tu cheque será apreciado en todas partes; mas, si no hay fondos en tu cuenta que respalde el cheque; entonces, ese mismo cheque será prueba contra ti para condenarte a la cárcel por estafador; cárcel, en donde solamente habrá llanto y crujir de dientes. Y tus cheques serán despreciados.

No olvidemos: importa mucho ir depositando fondos en la cuenta mediante la vivencia de auténtico cristiano basadas en la justicia, la paz y el amor, en todas sus dimensiones.

*************

Por: Mario Efraín Crespo Vásquez.