viernes, 19 de agosto de 2011

LAS CLASIFICACIONES Y LA RENDICIÓN DE CUENTAS EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR: USOS VÁLIDOS Y ESPURIOS.


En los últimos meses del 2009, se publicó los resultados de la evaluación y la clasificación de las universidades del país, realizada por el CONEA, según la cual, únicamente, 11 de las 72 universidades del país alcanzaron la clasificación – A -. lo que ha generado múltiples debates y polémicas, pero, considero que, en lo que todos hemos estado de acuerdo ha sido que el sistema de Educación Superior de nuestro país debe dar un giro de 180 grados en función de la excelencia académica como cimientos y estructura del nuevo país que todos queremos.

Luego de un tira y afloja, de los actores, de lo que me atrevería a llamar un drama nacional; en octubre del 2010 fue promulgada la nueva Ley de Educación Superior del Ecuador. A partir de allí las universidades y escuelas Politécnicas de nuestro país han entrado en un proceso de acreditación conforme a los lineamientos establecidos por el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, (CEAACES) creado en la ley. “EI procedimiento incluye una autoevaluación de la propia institución, así como una evaluación externa realizada por un equipo de pares expertos, quienes a su vez deben ser acreditados periódicamente.” Reza la mencionada ley en el tercer párrafo de su artículo 95. Esto permite entrar en contexto, respecto al título del presente artículo, que no es mío, sino que es el título del foro mundial de la UNESCO que se llevó a cabo en Paris en los días 16 y 17 de mayo del 2011, y que vale la pena comentar.


El foro fue una oportunidad para que los encargados de formular políticas en la enseñanza superior a nivel mundial, discutieran los méritos y las deficiencias de las clasificaciones, y de los usos que de ellas se hacen.

La Directora General de la UNESCO. Irina Bokova en su discurso inaugural exhortó a lograr un equilibrio en la clasificación de las universidades y destacó que la educación superior de calidad para todos debería equilibrar la investigación, la docencia y el servicio comunitario, aspectos que muy frecuentemente son dejados de lado, entre otras razones, porque la comparaciones entre las universidades prestan más atención a los aspectos cuantitativos que a los cualitativos de la educación. Existe una seria preocupación respecto de los parámetros y mecanismos de medición de las universidades.

¿Miden lo que necesitan medir?; ¿qué es lo que no están midiendo?; ¿reflejan adecuadamente la calidad de la educación?; ¿se está logrando totalmente el objetivo de rendición de cuentas?; ¿se sabe cuál es y debe ser el impacto de tales evaluaciones en el control público?:

Son las preguntas que hizo la directora Bokova, conminando a los asistentes, - entre los que figuraban el Subdirector General de Educación de la UNESCO, Qian Tang, el Coordinador de la red de profesionales de enseñanza superior del Banco Mundial, Jamil Salmi, y la Directora de Educación de la OCDE, Barbara Ischinger, así como dirigentes de las entidades internacionales de clasificación y copartícipes del sector de la educación del mundo entero-, a dar respuestas claras y precisas, conforme lo exige la comunidad internacional.

Así mismo, hizo un llamado a los asistentes a que marquen un nuevo derrotero para lograr una educación superior de excelencia dentro del marco de una mejor política pública; todo bajo un panorama mundial de cambios acelerados por efecto de la globalización y la demanda de acceso a estudios superiores. Para sustentar sus asertos, evocó algunas cifras estadísticas que ilustran la gravedad del problema y la urgencia tomar acciones apropiadas, especialmente en los países de menores ingresos, cifras que me permito sintetizar a continuación:
-Se predice que la demanda global para la educación superior se expandirá desde menos de 100 millones de estudiantes en el 2000 a sobre los 250 millones de estudiantes en el 2025. La tasa de participación poblacional está creciendo, pues a aumentado desde el 19% en el 2000 a 26% en el 2007.

-Una multitud de nuevos proveedores de educación superior han surgido, con la educación privada como el subsector de más rápido crecimiento, y la información y comunicación tecnológica como la de mas fácil acceso significativamente.

-Las instituciones y programas están cruzando las fronteras y contribuyendo a un aumento de los centros de educación en muchas partes del mundo.

-La competición internacional ha dado un impulso para el crecimiento a la categoría de la llamada “universidades de clase mundial”, y por otra parte, los programas cortos, post secundarios ofrecidos por las instituciones con fines de lucro, se multiplican.

-Es mucho lo que está en juego para los individuos y para la sociedad; La directa correlación entre el aumento de inscripciones para la educación superior y la prosperidad nacional general es clara. Así, un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OECD) postula que la participación de entre 40% y el 50% de jóvenes con educación superior es necesaria para sustentar el crecimiento de la economía.

-Sin embargo, la realidad no presenta un balance mundial equilibrado puesto que, mientras los EE. UU. Tienen un 83% de crecimiento de inscripciones en educación superior, incluyendo el college comunitario, y los países más ricos y de ingresos medios, tienen un aumento superior al 30%; el incremento en los países de bajos ingresos apenas tuvo solamente un 5% en el 2007 y un 7% en 2008. Estas cifras muestra la escasa demanda de educación superior en los países de bajos ingresos y pone de manifiesto la gran brecha que existe entre el potencial de desarrollo económico de los países.

Como se puede ver, estas tendencias plantean serias inquietudes y exigencias de equidad e inclusión, inquietudes relacionadas con la diversidad de proveedores de educación y calidad, inquietudes relacionadas con los objetivos de la educación superior y la responsabilidad social.

Corresponde pues, a todos los actores de la Educación Superior y sobre todo a quienes rigen los destinos universitarios de nuestro país, preguntarse, a la luz de estas consideraciones y de las evidentes realidades que vivimos: ¿porqué, siendo el nuestro un país rico, clasifica entre los de más bajos ingresos poblacionales?, ¿porqué en nuestras universidades hay escasa producción investigativa?; ¿porqué nuestras universidades se encuentran muy alejadas de los primeros puestos en el concierto mundial?, ¿Por qué en nuestro país, cada universidad marcha por su lado, y no hay unidad de criterios en la visión de los contenidos curriculares y por tanto en la visión del profesional del futuro para el engrandecimiento de nuestro país? Estas y muchas otras interrogantes nos conducen a aceptar que es necesario dar un giro de fondo, no de forma, a los parámetros determinantes de la excelencia educativa, mirando en función de futuro generacional, y no de las soluciones inmediatistas, mucho menos de intereses espurios como anota el foro mundial de la UNESCO. Son preguntas que, deben generar sendos procesos de investigación; serios, profundos, descomprometidos, libres y no condicionados a ningún interés.

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Por: Mario Efraín Crespo Vásquez


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